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Carboliva, protagonista de un reportaje en Biomasa News

La revista Biomasa News ha publicado en el mes de septiembre un reportaje sobre la empresa Carboliva en el que su CEO, Álvaro Espuny, explica que su empresa ha puesto en marcha la primera planta de biochar del mundo a partir de orujillo de aceituna.
En el texto del artículo se recoge que la empresa se constituyó en 2017 para ofrecer una solución a la cuestión de las emisiones de los secaderos de orujo a través de un proceso de pirólisis en continuo. “Nos pareció una buena tecnología para evitar el principal problema de las extractoras, encargadas de valorizar los subproductos que generan las almazaras al obtener el aceite de oliva” declara Espuny.
Desde 2020, Carboliva opera un horno de 8 MWt donde se generan las 6-7 toneladas por hora de vapor que necesita la extractora de orujo de Coosur-Acesur en Puente del Obispo (Jaén), produciendo además entre cuatro y cinco mil toneladas al año de biocarbón. La previsión de esta empresa es “instalar 20 hornos de 10-12 MWt en los próximos 10 años”. Esto implicaría la carbonización de 600.000 toneladas de biomasa al año, generando entre 180.000 y 200.000 toneladas de biochar, que contribuirían a abatir más de 400.000 toneladas de CO2.
Por otra parte, la empresa ha establecido acuerdos a largo plazo para instalarse en plantas anfitrionas y prestar el servicio de pirolizar la biomasa (principalmente hueso y el orujillo, sin descartar otras como cáscaras de almendra) y suministrar energía térmica limpia sin requerir nuevas inversiones por parte de sus socios.
En el artículo se habla asimismo de cómo el concepto de economía circular es central en las operaciones de Carboliva: “el olivo captura el CO2 de la atmósfera fijándolo en las raíces, hojas y ramas. También lo fija en la aceituna cuya biomasa, tras la extracción del aceite, transformamos en biochar”, señala Espuny. Al aplicar el biochar en el suelo o integrarlo en otros materiales como compost, hormigón, asfalto, purines, o el digerido de plantas de biogás, se establece “un robusto y eficiente sistema para secuestrar carbono y asegurarse de que no vuelve a la atmósfera por cientos o miles de años”, explica Álvaro Espuny en el texto.
Esta certificación permite a Carboliva participar en el comercio voluntario de derechos de emisiones, lo que representa aproximadamente un tercio del valor del biochar. Este ingreso adicional permitirá a la empresa reducir el precio del biochar para los agricultores, facilitando su comercialización en los próximos años. Además de su papel en la captura de carbono, el biochar es especialmente valioso para mejorar la resiliencia de los suelos agrícolas frente a la sequía debido a su capacidad para retener agua y mejorar la estructura del suelo. “Su alta porosidad es aprovechada por los microorganismos que hacen simbiosis con las raíces para cobijarse y reproducirse”, añade Espuny.
También se trata en el artículo, que inicialmente el biochar de Carboliva se utilizaba para fabricar briquetas de barbacoa, pero ahora se dirige a mercados más prometedores como el de las industrias que buscan alternativas más sostenibles al uso de antracita y coque de petróleo. Además, la empresa participa en proyectos europeos que estudian los beneficios del biochar en distintos cultivos y está atenta a la creciente demanda en el norte de Europa para aplicaciones en agricultura y alimentación animal. Espuny ve un gran potencial en industrias como la construcción, la ganadería industrial y la fabricación de acero verde, donde “las empresas están haciendo un esfuerzo por descarbonizar sus procesos y, mientras deciden las inversiones más adecuadas, es relativamente sencillo pasar de quemar carbón mineral a quemar carbón vegetal”, explica.
En la construcción, el biochar se integra en hormigón y asfalto para reducir la huella de carbono, y en la ganadería industrial puede disminuir emisiones y mejorar el tratamiento
de deyecciones. Espuny señala que “se ha demostrado que la fabricación de biogás mejora su eficiencia cuando se mezcla un porcentaje del poroso biochar, que aumenta la superficie de contacto y disminuye olores y lixiviados”.
La empresa espera lanzar pronto su primer proyecto de secado para poder atender la creciente demanda de sus clientes. De momento, ha centralizado el almacenamiento y procesamiento del biochar en su almacén de Puente del Obispo y en una futura planta en Carmona. En el futuro planean fabricar carbón activo con biochar renovable, un mercado que depende en gran medida de importaciones desde Asia. “Otra opción interesante para carbones de muy alta calidad es la fabricación de pilas para almacenamiento de energía”, añade, un sector vital para respaldar la generación de energías renovables.
Sobre la relevancia del proyecto para inversores y financiadores, Espuny destaca la robustez del modelo “que se apoya en la necesidad de un sector de valorizar subproductos de manera sostenible” lo que asegura un suministro constante de biomasa a cambio de energía térmica limpia. Además, mientras sea necesario sustituir los combustibles fósiles por opciones renovables,
existirá un mercado de biochar. Espuny también menciona que en 2025 la Unión Europea aprobará legislación para regular el comercio de derechos de carbono, en la cual el sistema Biochar Carbon Removal (BCR) jugará un papel destacado. “El 80% de los sistemas de captura de carbono se lleva a cabo a través de la aplicación de biochar en el suelo”, concluye, subrayando la seguridad y efectividad de este método.

Categorías: Sostenibilidad

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